Ángel Alonso, uno de los que han estado en las dos aventuras de 'A Santiago contra el Cáncer', la de 2011 y la de 2012, nos relata sus experiencias
la primera edición de 'A Santiago contra el Cáncer'. Por mi amigo Nacho, desafortunadamente ya no podía hacer nada, pero es posible que con ayudas solidarias pueda conseguirse el control de las malditas neoplasias. Además, hacer el Camino corriendo era una forma diferente que me agradaba, ya que de momento no es posible hacerlo esquiando...
En aquella ocasión, las etapas que el “Gran Cesar” eligió para mi, pusieron a prueba no solo la condición física, sino también la psíquica pues corríamos solos. A pesar de ello, me enganchó de tal forma que, durante meses, en mis solitarias tiradas largas, el espíritu me llevaba sistemáticamente a Foncebadon, Sarria, A Rúa, Pintin, O Pedrouzo...en las que cada momento de sufrimiento era un aliciente por el motivo que me llevó hasta allí.
Ahora que he participado en la segunda edición, me he convertido en un 'adicto al Camino', pero no para hacerlo como la mayoría, sino corriendo.
En ambas ocasiones, se ha notado un torrente de compañerismo, humanidad, convivencia y sobre todo de solidaridad por la Gran Causa que nos ha llevado a todos a esta aventura.
Espero y deseo que no haya dos sin tres. Está claro que algunos también corremos para ganarnos el cielo ¿por qué? Mientras corremos no pecamos, cuanto más corremos, menos pecamos. Y me han dicho que el que no peca, va al Cielo...
Si esto es así, ¿a que Cielo irá el Gran Cesar?
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