“El cáncer me cambio la vida”. ¿Cuántas veces lo he escuchado?¿Cuántas veces más?. Por esto, porque estoy cansado de oírla he vuelto a Santiago y volveré siempre que pueda y sus organizadores cuenten conmigo.
Día 22 de junio
La plaza de nuestra grandiosa catedral se muestra agitada; en un primer plano un abanico de sonrientes corredores, todos de amarillo, al fondo la Pulchra Leonina, y frente a ellos numerosas cámaras llenándose de recuerdos del inicio de “A Santiago contra el Cáncer 2013”. Familiares y amigos, y algún transeúnte despistado, nos despide entre aplausos. Correteamos por nuestras calles, todos juntos, unidos por una buena causa, hasta San Marcos, donde empieza el primer relevo. Ya desde aquí cada uno se irá adaptando a su plan, e irá esperando el momento de dar sus zancadas solidarias.
Correr y ver pasar el tiempo. Correr y animar mientras esperas ese correr. Disfrutar del Camino, de su historia, de sus gentes y de sus contrastes. Después de nuestro León, el Camino nos va adentrando en un Páramo, hoy surcado por un sinfín de canales, para después dejarnos en los pobres suelos de la Maragatería; en pueblos de casas en ruina y de casas restauradas; pueblos que se aferran al Camino para seguir siendo solo pueblos; Santa Catalina de Somoza, Foncebadón, la Cruz del Ferro, que elevada sobre un montículo de guijarros simboliza la solidaridad de los caminantes, nuestra solidaridad; ya bajamos hacia tierras bercianas, castaños, cerezos y viñedos ponen fin a nuestro primer día; en Villafranca del Bierzo hacemos noche en un viejo convento en el que entre sus viejas paredes dejamos recuerdos de algunas conspiraciones.Día 23 de junio
El segundo día comienza con ruidos de los más madrugadores. Un despertar que deja entrever sonrisas de complicidad que con el transcurrir del día irán teniendo su explicación. Vamos dejando el bierzo, atrás va quedando León camino de tierras gallegas. Un verde valle, de interminable ascensión, nos lleva a O Cebreiro, a su frio y sus pallozas, y a seguir subiendo hasta el Alto do Poio, para ya continuar con un constante sube y baja, y baja y sube de camino, bordeado muchas veces por muros de piedra y rodeado de prados y bosques de robles, castaños y pinos. Belleza en estado puro. Va pasando el día, plácido, con armonía en el Grupo; atrás dejamos pueblos y aldeas que en cada uno dejará su recuerdo. Kilómetros y kilómetros que nos ponen en Melide. Noche de pulpo y ribeiro. Noches de nuevas conspiraciones y verbenas.
Día 24 de junio. San Juan.
En el despertar del tercer día las caras ya se ven de otra manera; ya no hay miedo en las miradas que al principio tenían temor, solo inquietud y ansiedad por ver terminar el Camino. Hoy los relevos son más numerosos y más alegres. La belleza de los bosques sigue estando presente en cada metro. Los ritmos más solidarios que nunca. Todos ya en el Monte del Gozo, y desde ahí hacia Santiago; otra vez todos juntos, como cuando abandonamos nuestro querido León, sonriendo a cada paso. Unos pasos y unas sonrisas que se agrandan cuando nos acercamos a la Plaza del Obradoiro. Alegría y júbilo. Sonrisas, lágrimas y risas, y abrazos. Solidaridad. Compañerismo. Recuerdos de seres queridos.
Gracias a toda la familia de A Santiago contra el Cáncer por dejar que forme parte de ella. Nos vemos en “A Santiago contra el Cáncer 2014”.
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