En esta vida no hay dos experiencias que sean iguales, si el año pasado la experiencia fue sobrecogedora, este año ha sido formidable, en ambas he disfrutado al 100%, palpando y percibiendo cada acontecimiento con todos los sentidos hasta hacerme llorar de felicidad por todas las emociones y sentimientos vividos.
A Santiago contra el cáncer no es una simple aventura más, es un evento único donde prima el compromiso, la solidaridad, la convivencia y donde todos y cada uno de nosotros optamos por el entusiasmo, la gratificación, el coraje, la esperanza y la certeza de que lo mejor aún está por llegar.
A lo largo del camino te das cuenta que no estamos solos, estamos rodeados de un montón de cosas maravillosas y lo hermoso que es saber contemplar este mundo que nos envuelve y nos hace apreciar la belleza de forma apasionada. Nunca olvidaré cada una de las zancadas por los viñedos del Bierzo, su aroma y la estampa de las médulas junto a la luna llena. Ni de la entrada a Portomarín atravesando el Miño y dejándolo a nuestras espaldas tras una compacta y rigurosa subida entre las sombras de la arboleda que nos cobijaba del sol abrasador. O de la montaña rusa que nos llevó de Melide a Arzúa como si de un sueño se tratase. Durante estos días mi corazón saltaba de asombro, fascinación y deslumbramiento ante tanto atractivo.
El camino te revela que soñar es algo maravilloso y valioso porque es la fuerza y la energía de nuestro alma, la idea, el sentimiento y la constante búsqueda de nuestra propia expresión que es fundamental para la vida porque soñar es vivir.
Son días donde hay cabida a la reflexión, parloteo, risas, vivencias y valores absorbidos como la entrega, el esfuerzo y la templanza, al mismo tiempo que aprendes algo de todos los allí presentes.
El camino te deja una serie de enseñanzas como deleitarse de cada segundo y cada minuto del día porque lo que no disfrutes hoy mañana nadie te lo devolverá, a reír tanto como respiramos y a mirar al cielo y sonreír porque alguien nos está cuidando.
Lo que más enriquece esta experiencia es la relación con las personas, es increíble como afianzas la amistad con unos y lo que te lleva a unirte con otros, dándote cuenta de la importancia de cuidar nuestras relaciones de manera cariñosa.
Algo que me gustaría recalcar de este año y que para mi ha hecho que la hazaña sea aún más grande es la valentía de Rocío por atreverse a calzarse unas zapatillas, la osadía de todos los que se unieron a última hora sin saber dónde se metían como Faustino, Miguel A., Marga, Laura y Edu con los niños. Y por último destacar a los que han tenido algún momento de sufrimiento como Lala con su asma que aún así no dudo ni un solo instante en seguir avanzando, Lisardo con su pájara que sintió lo que es estar en los más profundo del abismo y mi Ángel que a pesar del calvario de su lesión no se detuvo. Por todos vosotros solo decir que siento admiración y desde luego nos habéis dado una gran lección “ESTÁ PROHIBIDO RENDIRSE”
Para terminar quiero daros las gracias a todos, porque sin vosotros esta empresa jamás habría sido posible.
Ahora solo sé que cuando llegas a Santiago te das cuenta que el camino aún no ha acabado, si no que tenemos por delante un camino lleno de sorpresas como es el camino de la vida.
El camino te revela que soñar es algo maravilloso y valioso porque es la fuerza y la energía de nuestro alma, la idea, el sentimiento y la constante búsqueda de nuestra propia expresión que es fundamental para la vida porque soñar es vivir.
Son días donde hay cabida a la reflexión, parloteo, risas, vivencias y valores absorbidos como la entrega, el esfuerzo y la templanza, al mismo tiempo que aprendes algo de todos los allí presentes.
El camino te deja una serie de enseñanzas como deleitarse de cada segundo y cada minuto del día porque lo que no disfrutes hoy mañana nadie te lo devolverá, a reír tanto como respiramos y a mirar al cielo y sonreír porque alguien nos está cuidando.
Lo que más enriquece esta experiencia es la relación con las personas, es increíble como afianzas la amistad con unos y lo que te lleva a unirte con otros, dándote cuenta de la importancia de cuidar nuestras relaciones de manera cariñosa.
Algo que me gustaría recalcar de este año y que para mi ha hecho que la hazaña sea aún más grande es la valentía de Rocío por atreverse a calzarse unas zapatillas, la osadía de todos los que se unieron a última hora sin saber dónde se metían como Faustino, Miguel A., Marga, Laura y Edu con los niños. Y por último destacar a los que han tenido algún momento de sufrimiento como Lala con su asma que aún así no dudo ni un solo instante en seguir avanzando, Lisardo con su pájara que sintió lo que es estar en los más profundo del abismo y mi Ángel que a pesar del calvario de su lesión no se detuvo. Por todos vosotros solo decir que siento admiración y desde luego nos habéis dado una gran lección “ESTÁ PROHIBIDO RENDIRSE”
Para terminar quiero daros las gracias a todos, porque sin vosotros esta empresa jamás habría sido posible.
Ahora solo sé que cuando llegas a Santiago te das cuenta que el camino aún no ha acabado, si no que tenemos por delante un camino lleno de sorpresas como es el camino de la vida.
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